Conocido por su uso dramático del retrato, el fotógrafo Damon Baker crea imágenes poderosas e íntimas, que cautivan por su sencillez y a través de las cuales revela la fuerza y la vulnerabilidad de aquellos a los que retrata. Su capacidad para capturar lo inesperado es lo que lo hace destacar como artista.
Damon Baker es un conocido fotógrafo británico de retratos. Abandonó el instituto a los 17 años y se mudó a Nueva York para seguir con su pasión por la fotografía. A los 18 años, Jed Root, una de las principales agencias de gestión de artistas del mundo, lo descubrió e hizo su debut como fotógrafo profesional en 2008. Desde entonces ha fotografiado a numerosas celebridades y modelos muy conocidas y ha tenido la oportunidad de colaborar con importantes revistas del mundo de la moda como Vogue, Vanity Fair, GQ, InStyle Magazine, French Numero, Wonderland, Sunday Times STYLE, i-D, Stern, entre otras; y de trabajar en campañas publicitarias para marcas como Omega, Karl Lagerfeld, L’Oreal y Emporio Armani.
A lo largo de los años, Baker ha desarrollado un enfoque estético único para sus fotografías. Y esa es precisamente una de sus cualidades artísticas más singulares: su estética. Las tres cosas que impresionan al instante de su fotografía son la naturalidad que parece aportar a aquellos a los que retrata, la sensación retro y la impresión de que hay una narrativa en las fotografías. Su cámara los capta como si estuviera retratando sus alter ego, resaltando las profundidades más oscuras e íntimas de sus personalidades, creando fotografías que rezuman vulnerabilidad, magnetismo, autenticidad y un sentido de sexualidad cruda que atrae al público. Capta toda su belleza de una manera muy íntima.
Damon odia todo lo superfluo e intenta crear tomas limpias y minimalistas de una forma muy intensa. De ahí su preferencia por las fotografías en blanco y negro (aunque también ha estado experimentando con el color) que eliminan las distracciones, por lo que la atención solo se centra en la expresión de las personas y sus rasgos faciales. Del contraste distintivo de sus imágenes obtiene un retrato crudo y magnético.
Otra de sus características es que a menudo le gusta pasar una hora hablando con el modelo antes de que comience la sesión, solo para tener una idea de su personalidad y sus antecedentes. Baker dice que su «truco» para obtener las fotografías que desea, es hablar para que ambos se sientan completamente cómodos el uno con el otro.
Además, ha sabido sacar provecho de sus plataformas de redes sociales para conectar con sus seguidores y darles acceso «entre bastidores» al pensamiento y la intención que hay detrás de sus fotografías. La relación que crea con ellos es lo que sigue aumentando su popularidad entre jóvenes y mayores por igual.
A medida que crece la visibilidad de Baker, su impacto en la cultura popular y la industria de la moda crecen con ella. Y no hay duda que seguirá dando que hablar y sorprendiéndonos.
Este artículo fue publicado en la revista KOOSS.